Signos más comunes de pérdida auditiva en niños y bebés

La pérdida auditiva se puede producir desde edades muy tempranas, en bebés y en niños. Hay signos que nos desvelan que algo malo ocurre, por eso es importante conocerlos y actuar en consecuencia, para identificar cualquier posible problema y que pueda llevarlo lo mejor posible.

Pérdida auditiva en niños y bebés: signos más comunes

Entre los 6 meses y los 3 años, los niños van evolucionando. Por lo tanto, es normal que su capacidad auditiva también lo haga. La mayoría de los niños empiezan a andar, a hablar, a reconocer palabras, a responder frente a estímulos, etc. Pero si un niño no se inmuta cada vez que hay sonidos, es que algo pasa.

Así es cómo puedes identificar si a tu hijo le ocurre algo:

  • Menores de 6 meses: cuando se trata de un bebé muy pequeño, podemos sospechar de que tiene problemas de audición si no responde a sonidos, a la música, si no mira hacia donde viene el sonido, si no responde a tu voz, si no se da cuenta de que los juguetes hace ruido, si no hace ruidos, etc.
  • Hasta 1 año: cuando ya es un pelín mayor, podemos notarlo todavía más. En este punto es normal que el niño responda a su nombre, que mire en la dirección en la que viene un sonido, que entienda ciertas palabras o que pueda reconocer algunos sonidos familiares. Incluso ya podría empezar a decir sus primeras palabras.
  • Hasta los 2 años: hablamos de un indicio de pérdida auditiva si en el momento en el que cumple los dos años no usa ninguna palabra o no comprende lo que le dices, si no entiende instrucciones simples, si no sabe responder a lo que le preguntas, si no es capaz de juntar palabras, etc.
  • Hasta los 3 años: llegados a este punto, el niño ya es un pelín más independiente en el sentido de andar o de comer. Pero ya debería ser capaz también de formar algunas oraciones, de hablar, de preguntar, de entender palabras nuevas, etc. Que no reaccione ni evolucione no es buena señal.

Si notamos que algo pasa, es fundamental ponerse en manos de buenos profesionales, para que puedan evaluar si el niño sufre de algún problema auditivo. De esta forma, sabremos si nos da la impresión o si hay algo más.

¿Te ha quedado alguna duda? Recuerda ponerte en manos de profesionales para que te den un diagnóstico certero.

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